sábado, 25 de junio de 2016

IMPORTANCIA DE LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA

“EDUCAR A UN NIÑO ES, ESENCIALMENTE, ENSEÑARLE A PRESCINDIR DE NOSOTROS”

Tomando como punto de partida esta premisa, cabe señalar que todas las actuaciones positivas que llevemos a cabo en materia de estimulación con los niños y niñas en edades tempranas favorecerán su posterior desarrollo a distintos niveles y contribuirán a que alcancen una mayor autonomía personal.

De hecho, involucrar a los niños y niñas en actividades educativas desde muy pequeños puede ayudarles a desarrollar de manera precoz competencias motoras, socioafectivas, lingüísticas y cognitivas. De hecho, el cerebro de un bebé recién nacido tiene un 30-60 por ciento más de neuronas que el de un adulto. Además las sinapsis, las uniones entre las neuronas, son más abundantes y alcanzan su densidad máxima en los primeros 15 meses de vida, motivo por el cual resulta fundamental aprovechar este período para promover su estimulación respetando, en todo momento, los períodos sensitivos del niño/a para no excederse.
Por otro lado, y en relación con dichas actuaciones, resulta imprescindible distinguir dos conceptos que, aunque presentan gran similitud en su denominación, guardan importantes diferencias en su desarrollo, estos son: Atención Temprana y Estimulación Temprana.
Siguiendo el Libro Blanco de Atención Temprana editado por el Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalía, debemos entender por Atención Temprana el “conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños/as con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos”. De este modo, los objetivos de la Atención Temprana están dirigidos a:

• Reducir efectos de un déficit detectado.
• Optimizar posibilidades de desarrollo.
• Introducir mecanismos necesarios para la compensación y/o eliminación de barreras, así como la adaptación a necesidades específicas.
• Evitar o reducir la aparición de efectos secundarios.
• Atender y cubrir necesidades y demandas de la familia y el entorno.
• Considerar al niño/a como sujeto activo.

Por otro lado, cabe señalar que su atención se estructura en tres niveles de intervención:
• Prevención Primaria: dirigida a atender medidas de carácter universal tales como derechos de asistencia sanitaria, maternidad, situaciones de acogida o adopción, etc.
• Prevención Secundaria: enfocada a la detección precoz de enfermedades, trastornos, situaciones de riesgo, etc...
• Prevención Terciaria: atiende situaciones de crisis biopsicosocial (nacimiento de hijos con discapacidad, TGD, etc.).

Los organismos que desarrollan esta labor directamente con los niños y niñas se denominan Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (CDIAT), siendo su objetivo principal el proporcionar la atención que precisan todos los pequeños/as que presentan trastornos o disfunciones en su desarrollo, o que están en una situación de riesgo biológico, psicológico o social (sin exclusión en función del origen, tipo y grado de los mismos). A nivel educativo, la colaboración entre los CDIAT y las

Escuelas Infantiles resulta imprescindible para mejorar las siguientes líneas de actuación:
• Elaboración de programas de intervención.
• Detección de necesidades educativas en niñ@s de 0 a 6 años.
• Procurar la continuidad en líneas de intervención conjuntas.
• Coordinar y compartir información sobre el proceso de aprendizaje y comportamiento del alumnado.
• Prestar apoyo técnico a los programas de escolarización de los ACNEEs.
• Colaborar en la orientación y apoyo a las familias.

En cuanto a la Estimulación Temprana se trata del “conjunto de acciones que favorecen el aprendizaje del niño/a, favoreciendo y no forzando sus primeras experiencias con el entorno y promoviendo su desarrollo integral”.
De hecho, el término Estimulación Temprana no se refiere a una disciplina científica o a una metodología precisa, sino a una doctrina pedagógica que ve en el aprendizaje precoz y en una adecuada estimulación del niño/a la oportunidad de prepararle para convertirse en una persona adulta sana, inteligente y equilibrada.

Los principios sobre los que se basa son:

• Orientación hacia el desarrollo integral.
• Creación de un clima de afecto.
• Énfasis en el descubrimiento, exploración, etc.
• Utilización de experiencias signifi cativas.
• Trabajo en áreas de desarrollo.
• Diversidad de ambientes para la realización de actividades.

En cuanto a las principales áreas del desarrollo a potenciar a través de la Estimulación Temprana podríamos destacar las siguientes:

   • Área Motriz
• Posturales y de motricidad gruesa.
• Motricidad fina.

   • Área Socioafectiva
• Aparato sensorial y perceptivo (tacto, gusto, olfato, oído, vista).
• Creación de vínculos de apego y amistad.

   • Área del Lenguaje
• Comunicación.
• Aprendizaje de la lectura y escritura.
 
  • Área Cognitiva
• Inteligencia (Piaget, Neurociencia, Emocional, Múltiples).

De este modo, y al tratarse de actuaciones positivas dirigidas a todos los niños y niñas en sus primeros años de vida, independientemente de sus necesidades particulares, las cuales deberán ser cubiertas con una atención más especializada a través de los CDIAT, a continuación se exponen algunas actividades sencillas y muy prácticas que nos ayudarán a potenciar la adquisición de determinadas destrezas y a estimular a los pequeños y pequeñas para favorecer su desarrollo integral en los distintos períodos de su vida.
En conclusión, educar de forma precoz significa aprovechar los períodos en los que se dan las mejores condiciones para establecer determinados circuitos neuronales.

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